En el Congreso local de la Ciudad de México se ha presentado una iniciativa de reforma al artículo 17 de la Constitución de la CDMX en la que se propone que el modelo de Economía Circular se incluya en la Carta Magna capitalina al “representar los anhelos de una sociedad que busca un mejor futuro para todas y todos los capitalinos”.

Elevar el modelo de Economía Circular a rango constitucional frenaría el modelo de consumo y producción lineal insostenible para el medio ambiente, por la sobre explotación de recursos, y por ello, la generación incontrolable de desechos.

La economía circular, que tiene entre sus objetivos promover la eficiencia del uso de productos, servicios, materiales, materias primas secundarias, subproductos a través de la reutilización, el reciclaje y el rediseño, puede ser el primer paso de muchísimos otros para consolidar una verdadera postura a favor del medio ambiente que permita orientar el desarrollo hacia un sistema más equilibrado, que permita la conservación medioambiental sin detener el crecimiento.

Con esta postura, una de las capitales más importantes de América Latina y el mundo, la Ciudad de México, adoptaría una tendencia indispensable ya que en ella se generan 13 millones de toneladas de residuos cada día, cantidad suficiente para llenar la plancha del Zócalo. Tan sólo cada habitante de la alcaldía Cuauhtémoc genera 2.48 kilogramos al día, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente.

Para elevar a rango constitucional la economía circular, es indispensable reconocer que la industria del plástico en México tiene un valor de producción de 30 mil millones de dólares y participa con 2.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del rubro manufacturero.

En ella, participan cuatro mil 100 empresas que generan plásticos para consumo general, envases y embalaje, construcción, electrónico, automotriz, agrícola, indispensables para el desarrollo del país, lo que implica un cambio urgente en el paradigma: no prohibir el uso de los plásticos, sino buscar alternativas amigables con el medio ambiente y, claro, incrementar el reciclaje. No será nada fácil, pero en la actualidad existen desarrollos en bioproductos eficientes que podrían sustituir al plástico en casi todas sus funciones.

México ya ha dado los primeros pasos hacia un verdadero cuidado ambiental y de los recursos con la puesta en marcha a partir del 1 de enero de 2020 de la ley que prohíbe el uso de bolsas de plástico que acompañaban la compra de objetos y comida y posteriormente con la prohibición de productos plásticos de un solo uso utilizados en comida para llevar como cucharas, platos, vasos y popotes. Sin embargo, aún queda un largo camino para realmente implementar esta medida.

Fuente: Alto nivel mexico