La creciente subida del nivel del mar y el continuo calentamiento oceánico constituyen riesgos severos para el desarrollo de América Latina y el Caribe. Los peligros son particularmente fuertes para las islas pequeñas y los países de la región central del continente.

Asimismo, para las ciudades andinas el deshielo de los glaciares representa la pérdida de una importante fuente de agua dulce destinada a uso doméstico, riego y generación de energía hidroeléctrica.

En América del Sur, la continua degradación de la pluviselva amazónica sigue siendo uno de los principales motivos de preocupación tanto para la región como para el clima a escala mundial, habida cuenta de la función desempeñada por ese tipo de bosque en el ciclo del carbono.

La tendencia ascendente del calentamiento en Latinoamérica, la tasa media de aumento de las temperaturas fue de aproximadamente 0,2 grados Celsius por década entre 1991 y 2021, el doble del registro entre 1961 y 1990.

Por otra parte, los glaciares de los Andes tropicales prescindieron de, al menos, un 30 por ciento de su superficie desde la década de 1980 y, en Perú, algunos incluso registran una pérdida del 50 por ciento.

La megasequía que castiga la zona central de Chile prosiguió durante 2021, en su decimotercer año hasta la fecha, y la convierte en la más prolongada de la región en el último milenio, agravando una tendencia al aumento de la sequedad y poniendo a ese país a la cabeza de la crisis hídrica de la región, remarcó.

Igualmente, la temporada de huracanes del Atlántico del pasado año fue la tercera más activa de la que se tiene constancia con el registro de 21 tormentas con nombre, mientras precipitaciones extremas ocasionaron crecidas y deslizamientos de tierra. La selva amazónica brasileña perdió, en 2021, un 22 por ciento más de superficie forestal frente a 2020.

En la región de América Latina y el Caribe se produjeron 175 desastres durante el período 2020-2022.

Fuente: Prensa Latina