El Gobierno de Bélgica prepara un impuesto extraordinario sobre los beneficios de las empresas productoras de electricidad, cuyas ganancias se han disparado ante la escalada de precios de la energía.
La Comisión de Regulación de la Electricidad y el Gas (Creg) de Bélgica había confirmado al Gobierno que efectivamente existen los llamados «beneficios caídos del cielo», originados por el sistema marginalista en el que la tecnología de generación más cara marca el precio del resto, incluidas las que tiene costes muy bajos como las renovables o la hidráulica.
Tras estudiar distintas formas de redistribuir esos beneficios para paliar los efectos de la inflación entre los consumidores, el Gobierno federal -una coalición de siete partidos en las que figuran liberales, conservadores, socialistas y ecologistas- preguntó al Banco Central de Bélgica si se podía crear ese tributo.
Un sistema permanente para gravar el exceso de ganancias obtenidas por una escalada de precios generada por factores externo como la guerra en Ucrania, pero apunta que esa medida es compleja y lleva tiempo, por lo que otros países de la Unión Europea como España, Francia o Italia han introducido un tributo temporal.
El banco central dice que en el caso de Bélgica ese impuesto se debe concebir con «prudencia», teniendo en cuenta que la mayor energética del país, sólo ha obtenido una vez beneficios de explotación positivo en los últimos siete ejercicios (2021) y considera que debería poder deducirse las pérdidas anteriores antes de abonar impuestos a los sobrebeneficios.
Desde el Ministerio de Energía han evitado pronunciarse sobre la modalidad ni los plazos sobre un futuro proyecto de ley sobre el asunto.
«Este informe allana el camino para una contribución de crisis, dados los precios excepcionalmente altos de la electricidad, el gas y el petróleo.
Fuente: EFE Verde