La Comisión Europea propuso este miércoles nuevas reglas para que todos los embalajes de productos vendidos en la Unión Europea en 2030 sean reciclables, con el objetivo último de reducir esos desechos en un 37 % en 2040 a través también de la reutilización y el reciclaje.

Además de evitar el desperdicio e impulsar la reutilización, Bruselas quiere hacer que todos los envases sean reciclables y, por último, incrementar el uso de plásticos reciclados en los embalajes a través de objetivos obligatorios.

Por ejemplo, y entre otras medidas, al cierre de 2030, los Estados miembros tendrán que garantizar que el 70 % del peso de cualquier resto de embalaje puede reciclarse, con objetivos específicos para plástico (55 %), madera (30 %), metales ferrosos (80 %), aluminio (60 %), vidrio (75 %) y cartón o papel (85 %).

La propuesta de reglamento, que consta de 118 páginas y no cambia los objetivos generales de reciclaje fijados en 2018 para 2025 y 2030, tendrá que negociarse con el Consejo (los países) y con el Parlamento Europeo.

REUTILIZACIÓN

La práctica de recargar un envase usado ha disminuido «considerablemente en los últimos 20 años», por lo que Bruselas quiere exigir que se implementen sistemas de depósito y retorno de envases y embalajes, por ejemplo, de bebidas y comidas para llevar o entregas de comercio electrónico.

FIN DE LOS ENVASES INNECESARIOS

La Comisión quiere también prohibir los «embalajes claramente innecesarios», como los envases de un solo uso para alimentos y bebidas cuando se consumen dentro de restaurantes y cafeterías, frutas y verduras o botellas y frascos en miniatura como los que se emplean en los hoteles.

«También habrá tasas obligatorias de contenido reciclado que los productores deberán incluir en los nuevos envases de plástico. Esto ayudará a convertir el plástico reciclado en una valiosa materia prima», agregó la Comisión.

¿A QUÉ CUBO VA CADA COSA?

La propuesta comunitaria pretende además aclarar «la confusión sobre qué envase pertenece a qué papelera de reciclaje», obligando a que cada recipiente señale de qué está hecho y en qué contenedor de residuos debe depositarse, con un sistema armonizado en el conjunto de la UE.

La Comisión también quiere incentivar que los productos que publiciten que utilizan biomateriales tengan que especificar en qué proporción, así como impulsar la investigación y la innovación en esa área, incluidos los bioplásticos.

El conjunto de normas propuestas aspira a reducir los 180 kilos de residuos de envases y embalajes que cada año genera de media cada ciudadano europeo, recipientes que además consumen el 40 % del plástico y el 50 % del papel empleado en la UE.

Esto conllevaría, además, una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero equivalente a las emisiones anuales de Croacia y una rebaja del uso de agua de más de un millón de metros cúbicos, con un ahorro en costes ambientales de 6.400 millones de euros, según datos facilitados por el Ejecutivo comunitario.

Bruselas es consciente de que las industrias de envases de un solo uso tendrán que invertir en esa transición, pero sostiene que el impacto económico general y la creación de unos 600.000 nuevos empleos al final de la década generará un efecto positivo en el conjunto de la UE.

Si las empresas trasladan los ahorros a los ciudadanos, cada europeo ahorraría «casi 100 euros al año», dijo el comisario europeo de Medioambiente, Virginijus Sinkevicius, quien aseguró que es «infundado» que «el reciclaje sea antagonista de la reutilización» y aseguró que se necesitan «ambas soluciones».

Fuente: Euractiv euroefe