El pueblo pesquero de Santoña se convirtió en 2008 en el primer lugar de España donde se probaba en mar abierto un dispositivo para la generación de energía undimotriz. Aquel hito fue uno de los primeros pasos de Cantabria hacia la especialización en energías marinas. 14 años después, la experiencia, el conocimiento y las infraestructuras tecnológicas que ofrecen las empresas, los centros científicos y las instituciones públicas de la región han convertido a la Comunidad Autónoma en un laboratorio de características únicas para el desarrollo de proyectos de energía marina.
La boya de energía undimotriz instalada en 2008 en el campo de pruebas de Santoña, no fue solo el primer paso de la región en la carrera por la innovación en las energía marinas. También sentó las bases de un ecosistema donde empresas de diversos tamaños y especialidades, centros de investigación y entidades públicas colaboran entre sí y dan soporte a stakeholders procedentes de otros países o regiones.
Una vez que comiencen las subastas para la explotación de los recursos energéticos marinos (la primera tendrá lugar el próximo mes de octubre), los grandes desarrolladores necesitarán el apoyo especializado del tejido industrial local.
Las pymes de toda la cadena de valor deberán estar preparadas para invertir, reinventarse y asumir las nuevas competencias que reclamarán los grandes desarrolladores de los parques marinos. Y reclama que el apoyo de los gobiernos regionales siga siendo firme para facilitar la inversión necesaria en la adquisición de esas nuevas competencias.
El Gobierno de Cantabria ha sido aliado e impulsor del sector desde el primer día. “No somos el órgano de la administración pública que ostenta específicamente las competencias en materia de diseño y normativa en energías marinas”, aclara el consejero de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio, Javier López Marcano, “pero tenemos un rol proactivo para lograr que esta tecnología se desarrolle, tanto por la necesaria transición energética con la que nos sentimos plenamente comprometidos, como en la apuesta por el desarrollo de un tejido industrial que pueda aprovechar las oportunidades de un sector económico emergente”.
La colaboración del sector público con la alianza científica e industrial ha sido clave para convertir Cantabria en una referencia en el campo de las energías marinas.
Hidrógeno y amoníaco
El proyecto, que se realizará por fases, se centrará en el diseño, construcción, instalación y seguimiento de una plataforma flotante a escala, un prototipo de producción offshore de hidrógeno y amoníaco verde. Para ello, integrará las tecnologías de electrólisis alcalina y transformación in situ en amoníaco (NH3).
Este proyecto, pionero a nivel nacional y el primero en hibridación de tecnologías renovables marinas, ha sido presentado a la convocatoria de Manifestaciones de Interés del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y a los programas de incentivos a la cadena de valor innovadora del hidrógeno renovable, también financiado por la Unión Europea a través de los fondos NextGenerationEU.
Aunque en una primera fase las soluciones tecnológicas serán ensayadas en una zona portuaria, su aplicación final, vinculada a la energía eólica flotante, se realizará en condiciones alejadas de la costa, abriendo un abanico de oportunidades de negocio en mercados como el transporte marítimo. Los nuevos combustibles verdes, como el hidrógeno y el amoníaco, van a constituirse en uno de los pilares de la descarbonización del sector marítimo.
De ello depende que Cantabria mantenga su posición de vanguardia en el desarrollo tecnológico de las energías marinas en España y la región aproveche su potencial para crear empleo de calidad, potenciar su industria y generar un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente. El objetivo es que aquel hito de la boya undimotriz de Santoña no se quede en anécdota.
Fuente: El periódico de la energía