Ecuador ha lanzado su hoja de ruta para el desarrollo en el país del hidrógeno verde. La hoja de ruta contiene tres fases que pasan por el desarrollo del marco normativo, el desarrollo de la infraestructura y la masificación de la producción a escala nacional, según detalló el director de Análisis y Prospectiva Eléctrica del Ministerio de Energía y Minas, Ángel Echeverría.

Durante el seminario de presentación de la estrategia nacional de producción y desarrollo del hidrógeno verde en Ecuador, realizada con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Echeverría estimó que la generación de este combustible podría ser una fuente de ingresos para el país.

“Ecuador podría tener ingresos de 51 millones de dólares por exportaciones de hidrógeno verde por año en 2030 y reducir las emisiones en un 15,7 % en 2030″, señaló.

El hidrógeno para Ecuador

Entre las aplicaciones potenciales del hidrógeno verde está la refinación de crudo, el transporte y para generación de calor en industrias como la del cemento y acero.

El hidrógeno se obtiene por un proceso de electrolisis donde se separa del agua, en un proceso que requiere energía eléctrica, por lo que ésta debe provenir de fuentes renovables para que pueda ser verde, y en ese caso Ecuador cuenta con un 90 % de fuentes no contaminantes en su matriz energética.

Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores, Luis Vayas, explicó que la hoja de ruta permitirá apoyar la definición de políticas públicas para el desarrollo de la industria del hidrógeno verde en Ecuador, “un factor fundamental sin lugar a dudas en la transición energética nacional, en cumplimiento con los compromisos internacionales adquiridos para bajar las emisiones de carbono”.

Vayas destacó el interés de varios gobiernos e inversores extranjeros que ven en Ecuador “un país de gran potencial para el desarrollo del hidrógeno verde”.

Anunció que ello permitirá a Ecuador participar en otros espacios regionales como la Plataforma para el Desarrollo del Hidrógeno Verde en América Latina y el Caribe, que apoya la cooperación alemana (GIZ), el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el programa Euroclima+, de la Unión Europea (UE).

Fuente: El periódico de la energía