La movilidad sostenible es uno de los grandes retos de la sociedad de hoy en día. Hace falta un sistema de transporte que sea económico (y a la vez eficiente) como elemento esencial para movernos de un lugar a otro.

El transporte es responsable del 24% de las emisiones directas de dióxido de carbono debido a la quema de combustibles fósiles. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las tres cuartas partes de estas emisiones las producen los vehículos de carretera.

También juega un papel importante en la calidad de vida de las ciudades. Especialmente si se tiene en cuenta que un 55% de la población global vive en ellas. De hecho, en 2050 está previsto que el 70% de la población viva en entornos urbanos. Una situación que exige una movilidad cada vez más sostenible.

Mejorar el sistema de transporte, sobre todo en las ciudades del mundo, es fundamental. Especialmente, con el objetivo de descarbonizar el planeta y limitar el calentamiento global que cada vez genera una meteorología más extrema.

El impacto local y global de la movilidad

El transporte tiene dos impactos principales. A nivel local afecta la calidad del aire, sobre todo en las ciudades. Las partículas y el dióxido de nitrógeno son el principal problema para la salud humana.

Ese impacto se ha ido regulando en la Unión Europea. Durante los últimos años se ha ido mejorando la calidad de los combustibles fósiles y los motores de combustión. Además, se ha incentivado la transición hacia vehículos más sostenibles.

A nivel global, amplifica el cambio climático antropogénico. Las fuentes principales de las emisiones son los motores de combustión y la electricidad que se genera para cargar los vehículos eléctricos.

De ahí que, en un futuro, la transición hacia una movilidad más limpia, que emita menos gases, pasa por que la electricidad que se usa para cargar los vehículos llegue de fuentes renovables.

Movilidad sostenible: las soluciones de futuro ya están en marcha

Hoy en día ya tenemos las herramientas necesarias para reducir las emisiones que genera el transporte. Mejoras en el transporte público, la movilidad activa, los vehículos de cero emisiones y los combustibles ecológicos se están implementando en muchos países.

Las ventas mundiales de automóviles eléctricos se han duplicado entre 2020 y 2021, alcanzando los 6,6 millones de vehículos. Ese dato se traduce en cerca del 9% del mercado mundial de automóviles.

Un dato menos positivo es que, de momento, gran parte de la movilidad sostenible se concentra principalmente en países desarrollados. Los países en vías de desarrollo o subdesarrollados aún tienen un largo camino que recorrer en el sector de la movilidad sostenible.

Además, las emisiones de gases de efecto invernadero derivados del transporte en países de escasos recursos económicos se han duplicado desde el año 2000. Esa tendencia continuará aumentando con el paso de los años, salvo que los países más pudientes les apoyen económicamente.

El apoyo económico y tecnológico es fundamental para las economías emergentes

Una forma de evitar que el transporte sostenible no evolucione al ritmo necesario en los países más pobres es dejar de convertirlos en un vertedero de vehículos viejos. La gran mayoría de ellos exportados desde países de altos ingresos.

Entre 2015 y 2018, se exportaron 11 millones de vehículos usados ​​a países en desarrollo desde países más ricos. Solo 28 países en desarrollo del mundo regulan las emisiones o los estándares de seguridad de los vehículos que llegan en condiciones precarias.

La mayoría de los vehículos usados ​​que se exportan a países africanos tienen entre 16 y 20 años y más de 180.000 kilómetros. Una situación que reduce la seguridad vial en muchas zonas y aumenta seriamente la contaminación.

Reducir la exportación de vehículos antiguos al tercer mundo y apostar por renovar la flota en todos los frentes de su movilidad ayudaría a reducir drásticamente la contaminación del aire en las ciudades.

También supondría una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del transporte. En la actualidad, una buena parte de esas emisiones llegan de países en desarrollo o sub-desarrollados. Países que tienen recursos económicos limitados para poner en marcha planes de movilidad sostenible.

La movilidad, y sobre todo en las grandes ciudades del mundo, solo va a seguir aumentando. Si no ponemos en marcha planes de movilidad acordes con el aumento de la población y la demanda, sólo conseguiremos seguir incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de nuestras ciudades.

Fuente: elTiempo.es