Sólo bastan unos minutos caminando por Maastricht, ciudad al sur de los Países Bajos, para «toparse» con autobuses eléctricos, ausencia de ruido o multitud de bicicletas de un lado para otro, componentes que han convertido a este país en un ejemplo a seguir en el ámbito de la movilidad sostenible.
Mejora en la calidad del oxígeno
Las ventajas también son palpables en la calidad del oxígeno de la ciudad de Maastricht, pues «mejoró desde que circulamos con autocares eléctricos, sobre todo en las zonas concurridas como la estación de autobuses, donde obviamente hay muchos movimientos al día».
Entre los «inconvenientes» con los que esta empresa tuvo que hacer frente fue «inventar la red de recarga, dónde colocar los cargadores y cómo hacerlo en lugares que sean adecuados para la gente que vive allí».
A veces, se necesitan más autobuses para conseguir la misma cantidad de kilómetros para los pasajeros porque se tienen que cargar y también hay que tener en cuenta todas las novedades del mantenimiento porque estos vehículos eléctricos son aún «bastante nuevos” y “no se sabe cuál será su rendimiento dentro de unos años».
El tiempo de carga máxima, que depende del cargador que se use, tarda un máximo de 6 horas, pero «no todos los autocares acaban su trayecto vacíos», algunos vienen por la mitad, por lo que “están listos en 3 horas o incluso en menos”.
Si se utiliza el cargador de alta velocidad, «la duración de recarga es algo más de una hora y se pueden conducir unos 180 kilómetros como máximo con una carga».
Países Bajos, a la vanguardia de la descarbonización
Una apuesta sostenible para la que ya se están dando los pasos en España, pues los primeros autobuses eléctricos van a llegar a finales de este año y, a partir de ahí, será una curva creciente de manera que vayamos descarbonizando la flota al sustituir vehículos diésel por eléctricos en los próximos años.
Cuando hablamos de una movilidad sostenible y una descarbonización de las flotas hay que tener cada vez más presente que «el transporte público ya no es únicamente un vehículo, sino la combinación de un vehículo con una infraestructura.
Una estrategia regional y estatal
De este manera, el autobús eléctrico necesita de una infraestructura para poder funcionar y, si ésta no está, por lo que cómo construir esa infraestructura y a qué ritmo es un tema que necesita una estrategia regional y estatal.
Unos cambios para la ciudadanía que se toman «muy bien» porque el usuario tipo del transporte público en gran medida es una persona que además está concienciada con el medioambiente y valora mucho que el vehículo que coja sea limpio y de última generación porque le refuerza en las acciones que está tomando.
Fuente: EuroEFE