El Programa LIFE entregará más de 110 millones de euros a once países de la Unión Europea para desarrollo de proyectos de protección de medio ambiente y clima, según ha anunciado la Comisión Europea.

En concreto, las ayudas a Proyectos LIFE irán dirigidas a República Checa, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Letonia, Lituania, los Países Bajos y Polonia.

Según ha asegurado la CE en un comunicado, las iniciativas acometidas en dichos países contribuirán a la recuperación ecológica tras la pandemia de la COVID-19 y apoyarán los objetivos del Pacto Verde Europeo, orientados a la conservación de la naturaleza, la mejora del aire, la gestión de residuos, y la mitigación y adaptación del cambio climático.

Los fondos aspiran a mejorar la gestión de residuos y reciclaje en Chipre, Dinamarca, Eslovenia y Letonia; aumentar la eficiencia energética del parque inmobiliario de Estonia; recuperar el estado de conservación y la biodiversidad del Mar Báltico en la costa finlandesa o de la francesa región del Gran Este; y lograr una mayor adaptación a los impactos de la crisis climática en países como Holanda.

Los diferentes proyectos LIFE facilitarán que los Estados miembro aprovechen simultáneamente otras fuentes de financiación comunitaria, como por ejemplo los fondos agrarios, estructurales, regionales y de investigación, además de las subvenciones nacionales y las inversiones del sector privado.

En total, Bruselas prevé que la financiación de estos proyectos atraiga más de 10.000 millones de euros en fondos complementarios.

En el comunicado, Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo responsable del Pacto Verde Europeo, ha instado a los países a actuar frente al calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la contaminación a través del programa LIFE, el cual, ha asegurado, «permite a países y regiones proteger y restaurar la naturaleza».

Por su parte, el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, ha alegado que las actuaciones enmarcadas en el Programa LIFE «son una de las principales herramientas para hacer realidad la transición ecológica mediante la introducción de cambios concretos en la práctica».

De esta forma, «los Estados miembros pueden ecologizar sus economías, recuperar la naturaleza y la biodiversidad y mejorar su resiliencia», ha agregado Sinkevičius.

Fuente: EFEverde