Una nueva investigación indica que los países pueden llegar a las emisiones netas de carbono para 2050 manteniendo el crecimiento económico, según publican sus autores en la revista ‘en Oxford Open Energy’.
Las emisiones netas para 2050 son el objetivo de la política climática que ahora persiguen muchos países, en consonancia con el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de «mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales».
Este nuevo documento informa sobre un estudio que utilizó modelos macroeconómicos y del sistema energético para explorar cómo podrían alcanzarse estos objetivos y si es posible lograrlos con un crecimiento económico continuo hasta 2100.
Aunque algunos estudiosos sostienen que la resolución de la crisis climática no es compatible con un crecimiento económico continuado en los países ricos, entre 1990 y 2016 la economía de la Unión Europea creció más de un 50%, mientras que las emisiones de CO2 se redujeron un 25%. En el Reino Unido y Finlandia, por ejemplo, las emisiones basadas en el consumo se redujeron de 2007 a 2016, mientras que sus economías crecieron de 2010 a 2016.
Los investigadores modelaron aquí varios escenarios para frenar el crecimiento de la demanda mundial de energía primaria de modo que en 2100 la demanda de energía primaria fuera sólo un 30% superior a su nivel de 2020.
También hicieron modelos del despliegue de las tecnologías renovables necesarias para descarbonizar la generación de electricidad casi por completo en 2100 y producir siete veces más energía de la que el mundo utilizaba en 2010, para sustituir los combustibles fósiles en el transporte, la calefacción y en algunos procesos industriales.
Por último, elaboraron un modelo de reducción progresiva del carbón a nivel mundial tan rápido como el que Estados Unidos ha reducido su uso en los últimos años.
Los resultados del estudio fueron coherentes con los numerosos escenarios de 1,5º C de la base de datos de los investigadores, todos los cuales mostraban un crecimiento continuo de la economía mundial, al tiempo que se cumplía el objetivo climático de 1,5º C.
En general, la reducción del crecimiento económico en 2100 con respecto a una línea de base sin descarbonización, y que ignora los daños climáticos, fue pequeña. Ninguno de los escenarios se acercó a la disminución de la producción económica desde el nivel de 2020.
En el escenario central, el crecimiento económico después de 2020 disminuye del 3,5% a poco más del 1% en 2100. Este descenso se debe principalmente a la estabilización de la población humana durante este periodo.
El crecimiento per cápita se reduce casi a la mitad durante estos 80 años, ya que el crecimiento de la inversión (esencial para la descarbonización) se ralentiza, sobre todo a partir de 2040. La tasa media de crecimiento anual durante el periodo 2020-2100, coherente con un sistema energético que alcanza 1,5 °C en 2100 (tras alcanzar un máximo de 1,87 °C entre 2050 y 2060), es del 1,76%. En 2100 la economía mundial es cinco veces mayor que en 2015.
Con una reducción más lenta del carbón, aún sería posible alcanzar el objetivo de 1,5 °C en 2100, pero sólo haciendo un uso mucho mayor de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono y de emisiones negativas. La temperatura máxima en este escenario aumenta de 1,87 °C a 1,89 °C.
Si no se dispone de la captura de carbono, incluso con la rápida eliminación del carbón, las emisiones acumuladas de CO2 se duplican con respecto al escenario central, y ya no sería posible mantener el aumento de la temperatura en 1,5 °C para 2100: sube a 1,74 °C.
Los resultados de la modelización de este estudio sugieren que, con políticas públicas estrictas, el objetivo de París de limitar el calentamiento a 1,5 °C en 2100 es factible, y que esto puede lograrse con un crecimiento económico sólido.
Para lograrlo, las políticas de los países tendrían que estimular un aumento significativo de la eficiencia energética y de los recursos, así como el rápido despliegue de tecnologías de baja emisión de carbono, con una cooperación mundial, una política medioambiental fuerte y un bajo crecimiento demográfico.
«El crecimiento económico mundial continuado es claramente compatible con la consecución del objetivo de temperatura del Acuerdo de París –asegura Paul Ekins, profesor de Recursos y Política Ambiental en la University College de Londres, que dirigió el estudio–. Los gobiernos deben ahora dar un paso adelante para poner en marcha las políticas que estimulen las inversiones necesarias para convertir estas proyecciones en realidad».
Fuente: COPE.